Wisconsin, Estados Unidos
Desde varios años, Monseñor
Jean Marie y sus religiosos dan de comer a los pobres a la entrada de este humilde Ermita en el Wisconsin y por todos los tiempos: bajo el sol, con lluvia o nieve, hielo o helada, los
pobres son acogidos y reciben su paquete
alimenticio en la pradera, ¡así pues al aire libre!
Monseñor Jean Marie, teniendo piedad de sus pobres familias y ancianos, decidió de construir para ellos una casa de
acogida con su cocina y de añadir...
una iglesia para cuidar también de las almas en desconcierto.
Durante el invierno pasado,
Monseñor colocó con ánimo las fundaciones, llevando a sus
religiosos en la misma fiebre que le devora: ¡el alivio de los pobres, la salvación de las
almas y el cumplimiento de la Voluntad de Dios!
Y ¿con qué presupuesto?
¡Ninguno!... ¡Cómo de costumbre!
¿Con qué energía? ¡Esta energía
con la cual Dios le colmó para retroceder delante ninguna
dificultad!
Monseñor Jean Marie está feliz
a pesar de la pobreza de nuestra
Obra que nos obliga a trabajar
duro de nuestras manos y a cons-truir al sudor de nuestras frentes.
Al principio del invierno,
mientras que los Padres y
Hermanos terminan el último camión de hormigón, un blanco manto de nieve se posó suavemente ¡como para guardar hasta la primavera los albores de lo que va llegar a ser el Santuario de la Misericordia Divina!
Mientras que el sol de la nueva estación, en 2017, muestra
la punta de su nariz, Monseñor Jean Marie, sus Hermanos, y Sacerdotes se han puesto de nuevo
a la obra. ¡Un método nuevo adoptado por Monseñor Jean Marie permite, en pocos días, de elevar los muros de este edificio a la gloria de Dios con una velocidad a quedarse boquiabierto!
Mientras tanto, la nieve y los granizos nos ralentizan, la falta
de medios financieros, las lluvias
torrenciales que descienden de las montañas, muy cerca de las crecidas del río, los vehículos con averías, la gente envidiosa
que nos pone obstáculos.
Finalmente las pruebas se
escalonan las unas después de las otras sin parar, como para ralentizar
las obras, pero Monseñor Jean Marie no se desanima, muy al
contrario, y con una paciencia
extraordinaria, trabaja con sus Hermanos entre las múltiples
pruebas y una agenda muy apretada
con retiros a predicar y varias
ceremonias.
¡Aquí están en el techo del restaurante para los pobres y de la pequeña tienda monástica, y por fin en el techo abrupto de la iglesia!
¡La pendiente es muy pronunciada y necesita una agilidad particular para subir allá bajo un calor tórrido!
Qué ánimo para subir una por una las largas vigas de madera que darán a la cubierta de la iglesia
un encanto bien rústico con su pequeño campanario, y su campana
bautizada bajo el nombre de María Magdalena cuya misión es de
implorar sin cesar la Misericordia Divina sobre las amas y la comarca!
Durante todo el tiempo de la construcción, todos los Religiosos aseguran la Adoración Eucarística por turno, en el mismo sitio, y
rezan por los bienhechores, los visitantes, y a todas las intenciones de Monseñor Jean Marie.
Un trabajo de monje continuo, día y noche. Monseñor Jean Marie y sus Religiosos van a descansarse al amanecer, rendidos del trabajo, y se levantan de nuevo con el mismo cansancio y molidos, pero el Amor de Dios les da alas para acabar este Santuario de la Misericordia Divina!
Se trata de honrar la fecha de la Peregrinación y de Consagración de la iglesia prevista por Monseñor Jean Marie para el 8 de septiembre de 2017. Un desafío que atraerá toda la ayuda de las fuerzas celestiales, la fe y la confianza en Dios de nuestro buen Padre estando sin límite.
Imaginen este lugar bendito
en construcción: Hermanos por aquí, Hermanos arriba, Hermanos
abajo, Hermanos en los campos, en las máquinas, delante del Santísimo Sacramento expuesto, en el andamiaje, haciéndose por turno de todos los oficios: alicatador, albañil, electricista, fontanero, calefactor, techador, carpintero, instalador de mármol y mosaico.
Los Religiosos parecen haber duplicado en número, y Monseñor Jean Marie está en toda parte al mismo tiempo, en la cumbrera del techo, distribuyendo refrescos, en la carretera, en la iglesia, dando consejos.
Y he aquí que está en
persona manejando la apisonadora para apisonar el aparcamiento, mientras que Padre Marie Samuel, manejando la
excavadora prepara la grava
o va y viene, excavando a lo largo de las construcciones, preparando también un Oratorio
exterior a Nuestra Señora de
Guadalupe.
Nuestras Religiosas
atareándose como abejas a limpiar, a pintar y pulimentar, a atornillar y ordenar, plantar el césped, acaban de hacer esta Colmena aún más activa.
En algunas semanas de verano, un trabajo increíble, extraordinario, va a realizarse,
humanamente imposible a realizar, cuando en tiempo
normal, más de 6 meses
hubieran sido necesarios,
¡pero todo cambia con la buena voluntad, el ánimo y la
gracia de Dios!
Unas personas que viajan cada día en la carretera
han dado testimonio de la evolución diaria de las
construcciones y no se esperaban a una finalización de las obras tan hermosa.
A cada hora, el aspecto
de la construcción cambia, se embellece se adorna de
nuevos enfoscados, o cubierta, de mosaicos venidos de Líbano: Nuestra Señora de Frechou, San Charbel, San Miguel Arcángel, dos ángeles custodios, de la puerta, y, para finalizar, el sello del Blasón de Monseñor Jean Marie sobre la parte delantera de la iglesia, y pequeños oratorios de Santos alrededor de la iglesia, invitando sin cesar a la oración.
Unos peregrinos franceses
y nuestros Terciarios han contribuido de su trabajo y de su amistad fiel a esta construcción y les agradecemos de todo corazón.
Por fin, Monseñor Jean Marie acoge a Madre Marie Faustina y Hermana Marie Fabienne con el precioso cargamento de las vidrieras para la iglesia realizadas según las técnicas del siglo XII. Un trabajo de
paciencia que han realizado en el silencio y la oración en el Monasterio Notre Dame durante varios meses.
Cada trozo es artísticamente trabajado, clasificado, y montado con mucho cuidado. Finalmente, el momento llega de instalarlos en el estuche previsto para cada uno, con la
ayuda de Monseñor Jean Marie y de Padre Marie Samuel.
Una obra maestra de colores para los ojos y el alma que se admira tanto el día como la noche, del interior
como del exterior. Una particularidad única a este tipo de fabricación de vidriera.
En adelante, los Santos en la luz del vidrio nos rodean de su presencia
celestial: San Francisco y
Santa Clara, San José Calasanz
y San Vicente de Paul, Santa
Teresa de Ávila, Santa Rita y Santa Filomena, San
Alfonso María de Liguori y San Luis María Grignion de Monfort, Santa Juana de Arco, Nuestra Señora y el Espíritu Santo. Desde ya mucho tiempo, nuestros Religiosos toman sobre
las noches para alargar los días y conseguir a acabar todos los detalles.
Aún a la víspera de la Ceremonia, nuestros Hermanos
y Hermanas están en plena efervescencia, Monseñor Jean Marie
cuidando de todo, transforma esta inmensa obra monástica, con centenares de herramientas a ordenar, en un lugar limpio y acogedor, como un director
de orquesta, avisado dando a cada instrumento su papel a desempeñar para acabar la más
hermosa de las sinfonías.
Monseñor consagra la iglesia durante la noche del 7 al 8 de septiembre, entrando en la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María durante una ceremonia muy solemne. Todos los Religiosos están presentes
alrededor de su Obispo al exterior de la iglesia.
Monseñor Jean Marie toca entonces tres veces, con su báculo, al bajo de la puerta de la iglesia diciendo: "Ábranse puertas eternas, que entre el Rey de gloria." Y el Diácono le contesta: "¿Quién es este Rey de gloria?" y todos contestamos:
"El Señor Todopoderoso es este Rey de gloria."
Báculo en mano, Monseñor
Jean Marie consagra este lugar a la Misericordia Divina y franquea
la puerta de este Santuario para acabar los ritos de la Consagración y celebrar la 1era Misa.
Todas las paredes y el suelo resplandecen, adornados
de mármol brillante, reflejan las
luces del Santuario y cuando los peregrinos venidos de Francia y de los Estados Unidos pisan el suelo
de la Ermita, un silencio lleno de emoción desborda de los corazones
durante la Misa solemne de
Monseñor Jean Marie en el Santuario.
El Cristo Misericordioso,
representado en un cuadro majestuoso
arriba del altar, espera con amor a
todos los peregrinos de paso, rodeado por las estatuas de la Inmaculada Su Madre, y de Santa María Faustina, la Confidente de Su Misericordia.
Monseñor Jean Marie, se
dirige con emoción a la asamblea,
recordando la importancia de las
obras de Misericordia para el alivio de tantas miserias
y sufrimientos en el mundo y como nuestros Religiosos se dedican en ellas cada día.
El órgano y los cantos resuenan, acompañados por Diana y Corinne al violín, venidas de Chicago y hacen vibrar los corazones de todos
los fieles. Muchos se han
desplazado de lejos, los
peregrinos y nuestras
Hermanas han venido de Francia, de la Isla de la
Reunión, de Martinica, de las Misiones de Haití, Níger, Nueva York y San Francisco para la ceremonia.
La Santísima Virgen María esperaba a sus hijos
queridos y les habrá colmado de gracias por su viaje, su familia y su salud!
Unos peregrinos y nuestros Terciarios incluso volverán a la caída de la noche para admirar el Santuario con sus luces exteriores, dando el testimonio que Dios vela por sus hijos a toda hora.
Algunas oraciones se elevan
una vez más a las intenciones de nuestros bienhechores que tienen su nombre inscrito en la iglesia
y todos los que, de cerca o de lejos, han contribuido por su ayuda, sus sacrificios, sus
sufrimientos, su trabajo a la
edificación de este Santuario bendito para hacer
de ello un lugar apacible y recogido para la
salvación de las almas y el alivio de los cuerpos.
Madre Marie Marta de Betania + snd