Para empezar este texto sobre nuestra vida religiosa al Monasterio, hablemos primero del gran retiro espiritual que nosotros, Siervos y Siervas de Nuestra Señora hemos hecho en un otro Monasterio, lo de San
Francisco y Santa Clara, a más o menos 3 horas de camino,
en Peoria, Illinois.
Una semana de retiro, es sumirse frente a nuestra vocación y decirse como San Bernardo que quería reavivar el ardor de su vida monástica: "Bernardo; ¿qué has venido hacer aquí?"
Para nosotros, con Su Excelencia Monseñor Jean Marie a la cabeza, tenemos
la gracia inestimable de oír predicar alto y claro las
verdades sobrenaturales y ver los elementos que debemos cambiar para vivir plenamente
nuestra vida religiosa que queremos por encima de todo.
No se puede decir todo de este retiro para no divulgar
los secretos del Rey. Pero podemos asegurarles que fue magnifico, que hemos
renovado con fervor nuestros votos de religión entre las
manos de nuestro Fundador Monseñor Jean Marie y hemos vivido momentos intensos.
Este retiro anual tuvo por consecuencia de armarnos
de ánimo para rezar mejor,
mejor ayudar a nuestros
hermanos en la necesidad. En una palabra para ser mejores Siervos y Siervas de Nuestra
Señora bajo el cayado de Pastor
de nuestro venerado Superior.
El día siguiente, el Padre Simon Marie celebra su primera Misa al Monasterio Notre Dame, en la iglesia del Ecce Homo. El cielo es claro, la mañana ligera. La hermana florista desaparece en el sendero de maíz para llegar en adelante al santuario y arreglar sus composiciones florales. Afuera, Nuestra Señora de Fréchou, Madre de Misericordia y Madre de la Iglesia está radiante en su pedestal. ¡Como se está bien vivir aquí!
En su homilía, el Padre Simon Marie confiesa que fue gracias a la Santísima Virgen que llegó al sacerdocio, que Le debe todo. Por esta razón, Le confía su vida y su sacerdocio. Es difícil de retener nuestras lágrimas. Le cuesta trabajo esconder su emoción cuando da muchísimas gracias a Monseñor. Gracias por la formación que
recibió, por los cuidados, las
atenciones y el amor prodigado y le promete que será un hijo con lo cual podrá contar.
La iglesia del Ecce Homo, en sillar y vestida de oro recoge estas promesas. Los sonidos del órgano barroco centellean. Las vidrieras lanzan chorros de luz en las losas de mármol. Todo es magnífico. Al final de la Misa, los fieles vendrán a besar las
manos del nuevo sacerdote y recibir su bendición.
Después de la Misa, una comida reunió los peregrinos, las Religiosas y los Religiosos
así como los Superiores de la Fraternité Notre Dame para celebrar los hermosos aconte-cimientos. Es una recompensa
para los padres de estar con sus hijos religiosos, y aprecian mucho.
Otro gran día de ceremonia: es la toma de sotana de Hermano Marie Emilien de la Transfiguración del Señor. Monseñor Jean Marie explica que es la primera etapa en la vida religiosa. Dijo que, en la historia de la Iglesia, era corriente ver a jóvenes en las Órdenes Religiosas. Esto daba una vitalidad y una alegría particulares. Muchos Santos entraron muy jóvenes en vida religiosa, es el mejor camino de la santificación. Vida de sacrificio, de oración, de abnegación, rica en frutos de gracias.
Hermano Marie Emilien, después de haber recibido la sotana, lleva la Cruz y pide su admisión en la Orden de los Siervos de Nuestra Señora.