La oración del santo Rosario o "salterio de Nuestra Señora" es de origen popular. Es como un eco de la gran oración litúrgica de la Iglesia.

Los 150 Avemarías recuerdan los 150 salmos cantados y recitados en el Oficio Divino. El Rosario consiste en meditar "los misterios" de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y de la Bienaventurada Virgen María, acompañando esta meditación de la recitación de un Pater seguido de 10 Ave Maria y de un Gloria Patri.

Cinco decenas forman una coronilla y el santo Rosario comprende tres coronillas.
Recitar el Rosario, es rezar a la Madre de Dios meditando los misterios de su divino Hijo. Eso es rezar a la Santísima Virgen María que nos obtenga la gracia contenida en estos misterios.

El rosario es una manera de rezar que conduce a una manera de vivir. Excepto el sacrificio de la misa y el Oficio Divino, no hay devoción más recomendada por la Iglesia y en consecuencia por el Espíritu Santo, que el Rosario. Santo Pío v en 1568 autoriza la oración del Rosario y coloca el Ave María a principios de las horas canónicas. Los últimos papas sobre todo de León XIII a Juan XXIII y de Pablo VI a Juan Pablo II, hablaron de este tema de tal manera que se puede decir: "el Rosario es de Iglesia".

Nosotros Siervos y Siervas de Nuestra Señora, rezamos el Santo Rosario cada día al Bosque de las Apariciones y por todas partes en nuestros prioratos, en nuestros viajes en cuanto nuestro trabajo lo permita, que nuestras manos estén ocupadas o no.