El 8 de diciembre de 1996, Monseñor Jean Marie, Fundador y Superior General de la Fraternité Notre Dame, fundó la misión de Níger, extenso país de África occidental, país sin salida al mar y cuyos tres cuartos de la superficie están ocupados por el desierto que no deja de avanzar cada año.
En este país árido que sufre de muchos males, la insuficiencia alimentaria es un problema recurrente, las tasas de mortalidad infantil y maternal están entre las más elevadas del mundo, la tasa de escolarización de los niños y muchachas en particular es muy baja, la pobreza se propaga por todas partes, el acceso al agua permanece un problema diario, el paludismo sigue cundiendo sus devastaciones, en particular, entre los niños. Los Religiosos y Religiosas Siervos y Siervas de Nuestra Señora, van en primer lugar traer a esta miseria la sonrisa de la Inmaculada Madre de Dios y mostrar a nuestros hermanos musulmanes mayoritarios en Níger, el amor misericordioso de Jesucristo nuestro Redentor.
La misión de la Fraternité Notre Dame se sitúa en Niamey, en el barrio Banifandou II, un barrio periférico muy popular donde se concentran muchas familias pobres y desprovistas.
Los Siervos y Siervas de Nuestra Señora se dedican, pues, cerca de los niños en situación familiar difícil: huérfanos, niños nacidos de madres enfermas mentales, o de jóvenes madres solteras.
Para estos pequeños que, desde las primeras horas de su vida no tuvieron la oportunidad de conocer a sus padres y de compartir con ellos la vida de familia, los religiosos y las religiosas crearon un hogar donde todos viven como hermanos y hermanas en una gran familia: la familia de Nuestra Señora de Fréchou. Muchos de nuestro pequeños protegidos llegan sólo con algunas horas, días o semanas de edad, algunos son de pequeño peso, prematuros o hipotróficos y requieren cuidados particulares pero con la ayuda de Dios recobran la salud muy rápidamente y llegan a ser bebés llenos de vida. El orfelinato de la Fraternité Notre Dame bien conocido de los servicios oficiales, es un centro de referencia y los propios pediatras no vacilan en referir los bebés huérfanos a las hermanas.
Cuando la situación lo permite, las hermanas proponen a las tías o abuelas que cuiden al niño y como contrapartida, las religiosas asisten a la familia con leche maternizada, alimentos para bebés, ropa, toma en carga medical, escolar por algunos. Actualmente más de 200 niños, bebés en su mayoría, benefician de este apoyo. Cada día no es raro ver 5 a 6 bebés huérfanos, llevados a la Misión para buscar ayuda.
Algunos casos son terribles: es el caso de esta madre que ha venido con gemelos de 4 meses de edad, unos de los cuales pesaba 2 kilos, o el caso del pequeño Safia, que, a los nueve meses, sólo pesaba 3,5 kilos. El apoyo alimenticio permitió a estos niños y a los otros recuperarse rápidamente.
Hoy en cuanto un niño sufre de desnutrición, la información circula y los agentes de salud dicen: "vayan en casa de las hermanas de la Fraternité Notre Dame."
Las familias necesitadas, también, reciben una ayuda alimentaria. Este verano en el momento en que la crisis alimentaria era alarmante, gracias al apoyo de benefactores pudimos distribuir comidas a 200 personas.
A la primer fila de estas familias figuran los leprosos que son aún víctimas de un mal que les aparta de la sociedad; entre ellas, se encuentran también jóvenes madres solteras que desgraciadamente son condenadas y rechazadas demasiado de prisa por su familia y la sociedad.
A estas jóvenes madres, los religiosos y religiosas de la Fraternité Notre Dame prestan no solamente un apoyo material sino también moral y espiritual para que estas jóvenes mujeres eviten hundirse en la desesperación y cometer actos contra naturaleza como el infanticida (desgraciadamente aún muy extendido) o el abandono. Son numerosas estas jóvenes madres que guardaron a su niño y que, hoy, prosiguen en sus estudios o trabajan, guardando al mismo tiempo a su niño.
Desde hace más de 9 años, el dispensario de la Fraternité Notre Dame funciona y cuida de las personas más destituidas y también a los otros enfermos. Desde su apertura, más de 95.000 personas vinieron a recibir atención medical en nuestra casa. Hoy el dispensario se ha convertido en una clínica abierta las 24 horas del día, reconocida por las autoridades de tutela, y que ofrece consultas de medicina general, prenatales, de ginecología, pediatría, las vacunaciones para los niños.
Un laboratorio con el material necesario, un aparato de ecografía, y una radio en curso de instalación permiten a las poblaciones beneficiarse de servicios de proximidad a menor coste ya que en Níger la salud cuesta muy caro y muchos enfermos se mueren por falta de medios. En el barrio popular y muy poblado de Banifandou, el dispensario representa una bocanada de oxígeno y un gran número de pacientes vienen de los otros barrios de Niamey.
En 2003, la escuela Myriam de Nazaret abría sus puertas con 14 alumnos. Desde entonces, el número no dejó de crecer y en 2009, abrimos el primer curso del colegio, a lo cual se añadió el secundo en 2010. En un país donde la tasa de escolarización es un desafío y sigue siendo bajo, donde la falta de infraestructuras y equipamiento es crucial, donde la ausencia de profesores bien formados es dramática, la apertura de una escuela con una enseñanza seria es un objetivo importante. Monseñor Jean Marie entendió muy bien cuánto es importante educar la juventud.
En 2010 la cooperación japonesa financió la construcción de 5 aulas lo que nos permitió acoger a otros alumnos en mejores condiciones. La escuela Myriam de Nazaret llegó a ser en una escuela de referencia y sus resultados a los exámenes son el resultado de esto.
Es cierto que numerosas cosas quedan por hacer para ayudar a los que sufren en su cuerpo y en su corazón, y numerosos proyectos están al estudio como el de la construcción de un edificio independiente para los muchachos (ya en vías de realización), la construcción de un centro de recuperación alimenticia, de una maternidad.
Muchos proyectos para mostrar a los que sufren en su corazón donde en su cuerpo la sonrisa de la Inmaculada y el amor todo Misericordioso de Nuestro Señor Jesucristo.